Un hotelero por España...

Es innegable que la pandemia que está azotando a nuestro planeta es atroz, y que esta, está dejando una sensación de frustración y desaliento generalizado. La amenaza se inició hace más de un año, y desafortunadamente nuestros dirigentes no parecen que lo estén haciendo mejor que en otros países.

Al igual que otros colectivos, el sector hotelero ha sido uno de los más castigados, poniendo en riesgo su supervivencia. Porque a pesar de que las primeras intervenciones fueron acertadas (ERTE, préstamos ICO etc), no parece que actualmente el apoyo esté siendo tangible, y en consecuencia, esa “sordera crónica” hace mucho daño a la marca “España”.

La recuperación no se encuentra a la vuelta de la esquina, ni mucho menos una inmunidad de rebaño, tal como se pretende, solventará el problema del sector hotelero en nuestro país. No nos olvidemos, que nuestro turismo vive del mercado internacional, ya que el local es prácticamente inapreciable con la enorme oferta hotelera existente. Por lo que hasta que los mercados emisores no perciban cierta seguridad sanitaria en nuestro país, escogerán destinos donde no exista un cierre total, y sean más seguros.

La situación está obligando a los operadores a plantearse dejar de explotar esos hoteles, y las propiedades del mismo modo, a vender esos activos o reinventar el uso de los mismos. Y es que un año en “blanco” no es sostenible para ningún negocio. Hoy más que nunca, operadores y propietarios deben de ir de la mano, ya que el problema afecta a ambos roles. Si existen ventanas de salida para los operadores, dejarán sin ninguna duda la explotación de estos edificios, y a su vez, el propietario le será muy difícil de encontrar otro operador en el corto plazo para poder alquilar ese activo. Por lo que se convierte en imprescindible el entendimiento de las dos figuras.

Y es que alrededor de un establecimiento hotelero conviven innumerables negocios que dan vida al barrio y a la ciudad, son cientos de puestos de trabajo y prosperidad económica que desaparecen con el cierre de estos establecimientos. Si eres operador y no has llegado a ningún acuerdo con la propiedad, más allá de los aplazamientos propuestos por el regulador, no tendrás más remedio que poner fin a tu negocio porque a pesar de que existen ayudas y están estructuradas, la administración pública es lenta y normalmente las ayudas tienen carácter “tardío”. Por el contrario, si eres propietario, tendrás que valorar como vender tu activo. En muchas ocasiones, la propiedad y el operador es la misma persona, y se deja llevar desgraciadamente por la situación, a mal vender el activo con el sentimiento de que el negocio no funciona y por tanto el activo no tiene valor. No puedes llegar a esta conclusión, independientemente del negocio que explota tu activo, el inmueble tiene un valor que no va acompañado con el REVPAR, % ocupación y precios medios, sino con la localización, metros cuadrados, usos alternativos, etc. Los inmuebles son muy versátiles. No cometas el error de malvender el activo dejándote llevar por el sentimentalismo de un cierre de negocio, aunque este sea familiar y con más de una generación de esfuerzo y sacrificio. Son innumerables los Socimis y fondos de inversión que en estas situaciones de mercado buscan oportunidades de inversión.

El destino está en manos de la administración. Son ellos los que mandan el mensaje al exterior, si este es negativo, el impacto contra nuestro turismo será catastrófico. Y no sólo a nivel operativo, sino también a nivel inversor, no creo que haya cola de inversores en las fronteras dispuestos a invertir en nuestro país con la coyuntura actual. Es un momento de oportunidades, pero también actuarán con cautela. Otros países fueron más avispados que nosotros, no comunicando la realidad de la situación de la pandemia hasta que pasó la campaña de verano 2020. Actuación reprochable seguro que sí, ya que pone en riesgo a mucha más gente, pero actuaron con empatía hacía su economía y sus agentes, no declararon cierres totales para evitar mala imagen, evitando que el turismo cayera a plomo.

La postura de las entidades financieras será clave también, aunque será muy difícil que accedan a una refinanciación, en cambio sí que se presume a priori que facilitarán ampliaciones en plazos o carencias. Por lo que las entidades bancarias más que nunca se convertirán en partners de los operadores porque les interesa que exista una buena gestión y no ejecutar embargos. La financiación alternativa también se baraja como opción, pero debido a que es muy cara se presupone que tendrá carácter de puente, y a muy corto plazo. La financiación pública es muy lenta y llegará tarde. Y por último, podría entrar en escena los fondos de inversión, con la intención de crear una estructura conjunta y a corto plazo, para salir del bache.

La gestión gubernamental, una vez más, será clave para la recuperación del sector y de la economía de nuestro país.

 

 

 

 

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